Introduction

Spain is a country that offers many interesting aspects. One of these aspects is its cities due to constitute an exceptional stage which we can know the different cultural influences that Spain has received along of the history, as well as some historical episodes of greater importance. Also across the cities we can know the life’s way, the social relations and political questions that characterize nowadays the Spanish society. For this, we suggest to learn some theories and sociological concepts that should allow us to bring us over of a more systematic form to the notion of city. Likewise, the classes will be illustrated with examples of some of most known Spanish cities.

sábado, 23 de enero de 2010

La ciudad musulmana en Espana



La velocidad de expansión del Islam no crea elementos culturales nuevos ni formas artísticas propias, sino que los aboserbe. Todo lo asimila y lo adopta aunque filtrado por una específica concepción de la vida. Esto unido a la falta de un modelo planificador claro, dio lugar, paradójicamente, a la constitución de ciudades muy parecidas entre sí. Quizás, las formas urbanas procedentes de lo biológico se impuso a las estructuras racionales precedentes.


En opinión de Chueca, las ciudades islámicas suponen un empobrecimiento en relación con los complejos urbanos procedentes del mundo helenístico y romanos. Las ciudades islámicas son funcionales y formalmente más simples y toscas, pues en ellas faltan el ágora, los locales para las asambleas ciudadanas, los circos, los teatros, estadios. Lo único que conservan son las termas, aunque simplificadas y reducidas a un espacio para el baño. A éstas les añaden las puertas, las cuales adquirieron una importancia supina, pues representan el “vestíbulo de la ciudad”, ya que antes de acceder a la medina era necesaria atravesar dos de ellas. En ese espacio intermedio con frecuencia se asientan los mercados y los zocos, configurando las plazas de los arrabales que en cierta manera hacen las veces de la plaza pública. Un ejemplo de ello es la actual plaza Mayor de Madrid.


Una de las características de la ciudad islámica es su separación del campo en un intento de enfatizar las diferencias entre el modo de vida nómada y el sedentario. Cuestión en la que profundizó, entre otros, Abenjaldún y Ortega y Gasset.


En cualquier caso, la imagen de la ciudad islámica se nos representa a modo de un diagrama de un cuerpo vivo, a la imagen de un sistema nervioso, dando pie a la ciudad-privada donde el elemento central es la casa, envuelta en un carácter sagrado tal y como así lo enuncia el Corán en los versículos 4 y 5 del capítulo XLIX.


Esta concepción nos ayuda explicar el trazado urbano y el plano tan caótico de estas ciudades en tanto podríamos considerar a este tipo de urbe como el de una ciudad que ésta construida para no verse, no exhibirse, que trata de establecer cierto igualitarismo aunque de carácter simbólico. La calle, por tanto, no asume su condición de fachada o de marcador social, a través de ella no se expresa y se presenta las líneas del palacio, del monumento religioso, del edificio público. Este es el motivo por el cual las calles se nos presenten sinuosas, caóticas estrechas, a medio hacer.


La ciudad islámica se organiza de dentro hacia fuera, y no como en otros modelos urbanos donde el eje central es el espacio colectivo y a partir de el se dispone el plano y se estructura la ciudad. Una consecuencia de esta mirada, es la pérdida de importancia del espacio colectivo en beneficio de su privatización. Un ejemplo de ello es la presencia notable de los adarves: calles si salidas que se cerraban por la noche para proteger a la comunidad de vecinos que residían en su interior. Es cierto que también existían calles de tránsito, cuya función era establecer un recorrido entre dos o más puntos, por lo que tenían cierta continuidad. Sin embargo, a diferencia de otras etapas históricas, estas calles a menudo sufrían rupturas, recodos o requiebros que si bien no llegaban romper su continuidad, sí que lo hacían con su perspectiva.


Este trazado urbano, compuesto de un dédalo de callejones, lograba proyectar a la calle, a ese espacio público, cierta dosis de privacidad e intimidad acorde con la concepción espacial de partida.


En cualquier caso, la estructura de la ciudad islámica estaba compuesta por murallas que cercaban la madina, en la que se localizaban la Mezquita, la madrasa, la alcaicería y las principales calles comerciales, los barrios residenciales y los arrabales que, a veces, estaban cercados con sus propias murallas.


Con frecuencia, en los barrios residían miembros de un mismo gremio, en un caserío compacto que, ante la falta de suelo, se edificaba en altura y en su parte central se destinaba un espacio para el patio, jardín o huerta.


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